Soñé con aquél.
El que con una melodía robaba mi nombre.
Con un verso, me cautivaba.
Con unas notas me desvanecía.
Con una canción desaparecía.
Pero quizás no son las cuerdas y los tambores el sueño que esperaba.
Este tipo, al igual que el otro, puede cantar, no melodías afinadas, pero sentimientos que lleguen.
Algo sencillo, distinto y extraño.
Algo que te motiva y hace que quieras algo nuevo.
No es el que pensé, ni soñé,
pero me agrada.
lunes, 25 de junio de 2007
Suscribirse a:
Entradas (Atom)